Según un informe, elaborado por el Ministerio de Industria, alrededor del 84% de los inmuebles que ha obtenido una calificación E, F o G tras la realización de los certificados obligatorios de eficiencia energética.
Recordemos que desde junio de 2013 es obligatorio obtener un certificado de eficiencia energética para poder vender o alquilar una vivienda o edificio.
Estando exentas las viviendas que vayan a ser ocupadas menos de 4 meses al año y los apartamentos con una superficie útil inferior a 50m2.
Este certificado tiene que realizarse por un «técnico competente» y debe incluir una serie de recomendaciones para corregir y mejorar el rendimiento energético.
Teniendo en cuenta la calificación energética de cada inmueble varía entre la A (la más eficiente) y G (la menos eficiente), podríamos decir que la mayoría de los inmuebles suspende, con lo que despilfarran energía.
Hasta el pasado mes de diciembre, en nuestro país se habían realizado un total de 1,14 millones de exámenes energéticos, y la gran mayoría a viviendas antiguas.
Y es que hay que tener en cuenta que la obtención del certificado energético es solo obligatorio para viviendas a la venta o alquiler, con lo que los propietarios no invierten en eficiencia energética en estas viviendas.
Así como también el hecho que el nuevo Código Técnico de Edificación, mucho más exigente con la eficiencia energética, es posterior al boom inmobiliario.
Aunque según datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (Idae), de 13.145 edificios nuevos evaluados el 33% consigue un calificación D, con lo que aprueba por los pelos y el 42% obtiene una calificación E o inferior.