En la Unión Europea, el consumo energético también ha dado un giro respecto a los últimos años. Aumentó un 1,6% en 2015, mientras que en 2014 se redujo un 3,9%, lo que supone su mayor crecimiento desde 2010 y representa el 12,5% del consumo mundial de energía. Este crecimiento se dio por el aumento del consumo de las renovables en un 14,9% compensando la caída de la energía hidroeléctrica en un 9,6%.
Dentro de las energías renovables, destaca el crecimiento de la eólica del 23,5% en este año, que representa más de la mitad de las renovables en la generación de electricidad.
Por su parte, la producción de las refinerías europeas creció un 5,8% en 2018, lo que supone el primer incremento desde 2005 y el mayor desde 1986. En cuanto a las importaciones netas de gas natural, aumentaron un 7,4%, gracias al crecimiento del 9,9% de las importaciones rusas por gasoducto. Las emisiones de CO2 derivadas del uso de la energía también crecieron por primera vez desde 2010 y aumentando un 1,3% en 2015.
El informe revela un año con una mayor oferta de petróleo derivada de la resisliencia de los recursos no convencionales en EEUU y el incremento de la producción de la OPEP (organización de países exportadores de petróleo), produciéndose a su vez una desaceleración del crecimiento del consumo global energético, un cambio en el mix hacia combustibles con menor contenido en carbono y un incremento de las energías renovables por el abaratamiento de sus costes.